“La seguridad tienen que ser parte de la operación desde el primer momento”.

AESA nos recomienda en este apéndice un método para evaluar los riesgos que consiste en analizar la probabilidad y las consecuencias de los riesgos a los que nos enfrentamos y estableciendo tres áreas de análisis: medios, entorno y personas. Además, es necesario realizar un estudio para cada tipo de operación, definiendo peligros/riesgos y medidas de mitigación porque, evidentemente, no tendremos los mismos riesgos si estamos realizando un levantamiento topográfico que si estamos colaborando en la extinción de un incendio (sin olvidar que los vuelos de prueba tienen que ser estudiados desde el punto de vista de la seguridad también).

El principal problema para comenzar el estudio, tal y como se explica en el Apéndice F, es que el operador probablemente no cuente con la EXPERIENCIA necesaria para poder realizar un estudio correcto y no sea capaz de predecir lo que puede pasar. Esto es cierto, ya que cuando abrimos la caja de nuestra nueva aeronave no pensamos que el simple impacto de una hélice con el ojo de una persona podría tener consecuencias fatales. Hay que ser conscientes de que no estamos manejando “juguetes”, los RPAS actuales puede causar daños personales y/o materiales si no se emplean con seguridad. La ayuda de profesionales y personal con experiencia puede ser clave en este punto.

Para este año 2016 está prevista la regulación de operaciones EVLOS y BLOS con aeronave de más de hasta 25 kg., posibilidad de apertura a vuelos en espacio aéreo controlado, vuelo en espacios urbanos, etc. y poco a poco los RPAS estarán más integrados en nuestra vida cotidiana. Esto no significa que todos los operadores estén preparados para ello, sin duda alguna, la seguridad jugará un papel fundamental si un operador quiere ser capaz de empezar a realizar estas operaciones y mantenerse actualizado cumpliendo la ley. Es muy probable que sea necesario establecer medidas como el acotamiento de zona de operación o elementos de seguridad como dispositivos de limitación de impacto o terminación segura de vuelo. Esto conllevará una revisión de los estudios de seguridad ya realizados y factores añadidos a tener en cuenta para los nuevos.

Es importante resaltar que la simple valoración de un riesgo no nos aporta seguridad. Lo que realmente hará que la operación sea segura es un buen estudio de seguridad con una buena valoración de riesgos unido al conocimiento y comportamiento de las personas involucradas en la operación. Esto quiere decir que resulta conveniente tener trazado un plan por si la operación no transcurre según lo previsto y no dejar nada en manos del azar. Si nos limitamos a valorar un riesgo sin haber establecido un procedimiento de actuación para afrontar un peligro puede que en el momento que ocurra no sepamos cómo actuar. Tener establecidos unos protocolos de actuación ayudará a que el personal involucrado en la operación actúe de forma segura.

Un ejemplo sencillo de protocolo de actuación puede ser el siguiente:

Procedimiento en caso de aparición de personas ajenas a la operación que puedan comprometer la seguridad de la operación:

Si bien es cierto que la seguridad absoluta es difícil de conseguir, la experiencia ha demostrado que merece la pena invertir en seguridad a tener que pagar las consecuencias de una operación negligente por desconocimiento o falta de interés. La operación de RPAS no es un juego, hay que aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías pero siendo conscientes de que lo que tenemos en nuestras manos.

Fuente: http://www.droneguide.es/