SCR, único fabricante español de drones en serie, ha vendido ya más de 600 aeronaves, sobre todo al Ejército español.

En 1994, un aficionado al aeromodelismo decidió, antes de que se convirtiera en la moda que es hoy en día, crear una pequeña fábrica de drones en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Unos 22 años después, esta insólita aventura de nombre SCR se ha convertido en una auténtica máquina de crear aeronaves tripuladas de forma remota con capacidad para producirlas en serie y firmar contratos de alto nivel, tanto a escala comercial como especialmente en la militar, con el Ejército español y otros varios de la OTAN como principales clientes.

La consultora tecnológica EVERIS decidió hace unos años entrar en el accionariado de esta firma y, desde entonces, la compañía ha impulsado su expansión internacional, aumentado su plantilla (ya son 25 personas, entre ingenieros y operarios de producción) y desarrollado algunos prototipos pioneros a escala mundial. Y es que, cuando uno piensa en drones, suele caer en la cuenta de los quad rotor que se ven habitualmente en televisión: pequeños dispositivos con una cámara incorporada que pueden ser pilotados por un aficionado. Sin embargo, SCR se ha centrado en otro segmento, hoy por hoy más rentable: el de la producción de aeronaves no tripuladas (UAV, por sus siglas en inglés) de tamaño medio. Como explica Juan Bosco, director de EVERIS Aeroespacial y Defensa, «los drones pequeños no aguantan más de 20 o 40 minutos en el aire, además de no soportar grandes cargas de peso, lo que no los hace viables para su uso profesional».

Por el contrario, SCR apuesta por UAVs de hasta cinco horas de autonomía y capaces de acoger unos 14 kilogramos de peso. El dron estrella de SCR es el Atlantic, una aeronave no tripulada de 45 kilogramos de peso, con un motor de gasolina con dos hélices. Su forma recuerda a la de un pequeño ultraligero, no en vano comparte con estos aviones su esqueleto básico y sus principios físicos, con la ventaja añadida de que no haya pilotos a bordo.

Otra de las innovaciones en las que esta filial de EVERIS está trabajando es fusionar los principios del helicóptero y el avión (alas fijas y rotatorias) en un único dispositivo autónomo. Por no mencionar el proyecto PRONTAS, por el que se creó un dron capaz de alimentarse de energía solar gracias a que toda su superficie de 16 metros cuadrados estaba recubierta de placas fotovoltaicas. No muy atrás en su vertiente disruptiva se queda el Perigeo, un UAV diseñado específicamente para volar y explorar la luna de Saturno, Titán.

Asimismo, esta compañía es la responsable del Tucán, un avión que puede guardarse en una mochila para ser lanzado en cualquier momento, especialmente diseñado para tareas de vigilancia exprés.

Drones para derribar

Pero la joya de la corona de SCR son unos drones que, contrariamente a la lógica, han sido pensados para ser destruidos. Hablamos de los target drones (o drones diana), aeronaves con piloto automático que son lanzadas desde una plataforma y que sirven a los Ejércitos para probar la puntería de sus soldados derribando objetos voladores enemigos. En este sentido, el orgullo de la firma es el SCRAB II, un dron impulsado por un sistema de turbopropulsión que es capaz de alcanzar los 450 kilómetros por hora. Eso sí, pronto esta aeronave parecerá lenta: su sucesor, el SCRAB III, promete velocidades de hasta 750 km/h.

100% ‘Made in Spain’

Los dispositivos que comercializa EVERIS a través de SCR son diseñados, fabricados y testados en España, en los aeródromos de Rozas (Lugo) y Arenosillo (Huelva). Asimismo, la firma colabora con distintos organismos europeos y socios privados para llevar los drones al siguiente nivel.

Fuente: http://www.elmundo.es/